lunes, 27 de junio de 2011

UNA CONFERENCIA


Como errar es inevitable, puedo fácilmente ser tomado
por un tipo que está de pie ante ustedes, en esta sala llena
de lo que son ustedes. Pero en una hora, en fin,
esto se habrá enmendado, a costa mía y de ustedes,
y el lugar volverá a pertenecer
a las partículas elementales, mucho más flexibles
que una forma humana particular, o una reunión cualquiera.
Algunas partículas son libres aún. No todo es polvo.


De manera que mi indisposición para admitir que soy
yo quien está frente a ustedes ahora, o lo contrario,
tiene menos que ver con mi modestia o solipsismo
que con mi respeto por el futuro prójimo de este local,
esas susodichas partículas que flotan libres
hasta posarse en la superficie
reluciente de mi cerebro, sin que ningún trapo húmedo
y ansioso pueda capturarlas y eliminarlas.


Lo más interesante del vacío
es que está precedido por lo lleno.
Los primeros en comprender tal cosa fueron, creo,
los dioses griegos, cuya especialidad era la ausencia.
Piensen, pues, que ensayamos para un bis divino
donde actúo, como ven, para la galería.
Todas nuestras acciones son vanidad.
Pero yo tengo prisa.


Una vez que conoces el futuro, puedes hacerlo
adelantarse. Igual que las figuras y los muebles de mi casa.
Perder protagonismo no es una virtud
sino necesidad, y uno tiende a apreciarlo mejor
cuando cae la tarde, si bien desde un punto de vista
numérico es más fácil no ser yo
que no ser ustedes. Como el cisne dijo al lago:
No me gusto. Pero bienvenido a mi reflejo.


por Joseph Brodsky.

Traducción: Abraham Gragera

viernes, 17 de junio de 2011




Por Jan Cága.
Ganador del Premio PHE OjodePez de Valores Humanos 2011.

domingo, 12 de junio de 2011

Leer a Ciges Aparicio

Renacimiento de Sevilla (editorial tan meritoria, entre otras cosas, por recuperar para el lector actual, importantes clásicos olvidados) acaba de reeditar, con prólogo de José Esteban, uno de los libros noventayochistas de Manuel Ciges Aparicio (1871-1936) escritor y periodista siempre comprometido con su tiempo, agudo detector de los males de una España empobrecida, atrasada y corrupta, contra la que procuró luchar, sin dejar de reflejar aquella bohemia moderna o modernista, lleno de giros nuevos y crepusculares, en un orbe que era miserable y aún zarrapastroso. El tomo “Del periódico y de la política. El libro de la decadencia”, publicado originalmente en 1907, narra con claro fondo autobiográfico, las vivencias desoladoras de un joven escritor entre el periodismo y la política tradicional, enmedio de la desidia, el desaliento y la corrupción. Un mundo español al borde del colapso, que produce tanta rabia como pena. Lo mejor acaso, las escenas de misérrima vida bohemia, donde naufragaron hombres cultos, brillantes y perdidos como el Estanislao de este libro que (sin serlo) nos recuerda el calvario de Max Estrella. Ciges fue un escritor más que notable entre el 98 y el modernismo, que siempre buscó una España renovada y distinta, como tantos ay, sin verla conseguida. Amigo de Azaña, durante la 2ª República fue gobernador civil en varias provincias, y el alzamiento de Franco le tomó en Ávila, donde fue brutalmente fusilado a principios de agosto de 1936. Se casó con una hermana de Azorín, Consuelo Martínez Ruíz, de la que tuvo un hijo que fue actor, Luis Ciges, fallecido hace no muchos años. Hay bellos libros de Ciges Aparicio como “Del cautiverio” de 1903, donde narra su prisión en la Cuba aún española, por oponerse a la política del capitán general, Valeriano Weyler. O “Circe y el poeta” de 1913 donde narra sus años parisinos. Ciges fue quizá el primer español en escribir y publicar en 1900 un artículo sobre la muerte desasistida en París del gran Oscar Wilde. Naturalmente la ultramontana y cerril oposición católica -la más claustral de Europa- tachará el artículo de “defensor del pentapolismo”, como se narra en el libro que ahora recomiendo. Para algún despistado: La Biblia llama “pentápolis” a las cinco “ciudades de la llanura” entre las que se hallaban Sodoma y Gomorra… ¡Cuánto nos ha costado salir adelante! ¡Pero cuántos grandes hombres hemos tenido… !


por Luis Antonio de Villena

viernes, 10 de junio de 2011

Por si estáis en Sevilla...Tonight

&

http://www.estepona.es/actualidad/web/amp_noticia.asp?s=2&id=7995

martes, 7 de junio de 2011

Delante por detrás

La indignación es, o tendría que ser, una fase, un estado transitorio -que no pasajero- hacia otra cosa, hacia algo más. La indignación siempre va precedida de algún cambio -aunque sea una vuelta en círculo-, estimula el movimiento y desfosiliza los sentidos. Recuerdo que, hace tiempo, un antiguo presidente comentó que rectificar es de sabios pero hacerlo todos los días es de tontos. Se puede extrapolar ésto a la indignación, no se puede vivir eternamente indignado, no es bueno para el pelo.
Decían los postestructuralistas que el inconsciente es la única voz del ser humano, pues bien, ha llegado el momento de dejar de mover las manos y escucharle atentamente, de empezar a barrer nuestro presente y provocar los cambios en otro lugar antes de que nuestra casta tradición inextirpable se cuele más y más por las cañerías de las plazas. Apunto a Heidegger, asumir nuestra temporalidad nos permitiría apropiarnos realmente de un destino auténtico.

(Ideal)

viernes, 3 de junio de 2011

ay que te pincho

Hoy pincho (dos macs) en la única discoteca que frecuento (hablo de discotecas propiamente) de 2 a 3 (parece que invertí bastante en este local) Voy seleccionando canciones mientras me empolvo las mejillas. No quiero ser predecible pero esta la pongo al final, ajuste de cuentas. Lo demás está muy muy cuidado y estudiado. Espero que nadie venga a darme el coñazo con peticiones, me importa muy poco el gusto musical de cada cual. Llevo un láser por si alguna con síndrome Lourditas se me acerca. Hasta luego.

miércoles, 1 de junio de 2011

Leonard Cohen, el Nuevo Príncipe de las Letras.




Buen día para hacer uso del famoso Impermeable. Divina justicia poética, qué divina eres. Salud
Este blog se irá apagando poco a poco durante los próximos días, eso sí, antes os meteremos en estrechos compromisos.

Néstor