jueves, 8 de enero de 2009

Caretas

Acaban de asesinar a tres nuevas personas en Gaza en este mismo momento, antes de la misericordiosa tregua para recargar fusiles. No son las primeras, la verdad tiene este dudoso honor, después le siguen la historia y la razón, y así moriremos todos, algunos en Gaza y otros en vida.
David es un amigo israelí que huyó literalmente de Israel para evitar el "traumático paso por un ejército dirigido por criminales", David me comentaba en Colonia(Uruguay) como diariamente pequeños comandos del ejército israelí entraban en territorio palestino para hacer desaparecer en ocasiones a familias enteras respondiendo a estrategias militares en defensa del pueblo judio.
Y es que este conflicto, como ya se sabe o no, no es nuevo, sí lo es el brutal enduricimiento del monólogo isreelí y el apocado honor de todos los gobiernos que alcanzamos a recordar.
El nuevo presidente norteamericano va a esperar hasta el 20 de enero para pronunciarse, quizá entonces ya esté en nómina y así evite comprometer a los amigos en balde, quizá entonces sea demasiado tarde. Ahora toca fotografiarse con todos los presidente vivos que ayudaron a esta masacre. Ya nos pasó el tiempo de caretas y confetis, no existen muchos neofilósofos a los que atender pero tampoco se requiere doctorado en David Hume para entender que la esperanza no nace en ningún país (y menos en la clase política americana) y sí en la primera víctima de esta invasión, y de tantas otras.
Hay muchas cosas que gritar, una y otra vez, y caminos casi impracticables que conocemos y para transitarlos es imprescindible comprender, entender y aprehender desde la historia y no, jamás, desde las editoriales de nuestras empresas periodísticas, algunas con titulares garantizados ya para unos meses, ahora, como en los inicios de la invasión a Irak, se vende más y éso en época de crisis nunca viene mal. Los medios y sus informadores se acusan mutuamente de la forma de informar y los informados no están suscritos a ellos.
Queda poco para que se cumplan esas tres horas donde la sangre reseca es motivo de celebración. Es el momento de quitar caretas y luchar por la memoria de la primera víctima y, como decía Stalin, no perdernos en la estadística, ni en sus variantes. Sería un posible buen camino hacia la aromatizada sangre reseca.

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