domingo, 30 de noviembre de 2008

viernes, 28 de noviembre de 2008

Habitaciones, completamente, Separadas

Existen múltiples tipos de silencios y, sí, existen dos silencios iguales. El silencio que quedaría entre aquellos olivos en Granada podría emparentarse con el que se lee entre líneas en las lecturas y lecciones de Luis García Montero en la universidad en la que tantas veces no calló. Silencios que, con los dientes apretados, brindan por la lealtad de una derrota.

Hundir al otro, intentar ahogarlo aunque con ello perdamos el poco aliento que nos queda. La crítica es, como la verdad, un derecho humano, y la verdad es que parece que hoy pocos están en predisposición de crítica y muchos de los que ejercen sería mejor que desistieran, harían menos daño naufragando en su simulacro de contracorriente dándole la cara a las olas con sus ombligos anchos, que dejándose, tristemente, llevar por ella. Por caridad, a veces, solamente a veces, silencio.






Dudas

Vas a ser un pérdido.
No me importa.
Me parece más triste,
no saber dónde estoy.

L.G.M

martes, 25 de noviembre de 2008

Sal en El Coño del Mundo




Tanto morir antes de tiempo
para no saber nada de mi propia muerte.
R. Alberti


Sal



Aprovecharon el escondite del agua
entre la frontera de la piel y el sol
para entregarse al dictamen
de sus mandamientos
y bajo la frontera,
en un eclipse de satisfacción,
las pies arrugados de cantábrico
y los labios fríos y armados,
al fin vivos, en compasión.

Al emerger ya no quedaba sol,
ni mar, ni pies, ni piedras,
ni cuerpos, solo gestos
salados que, con pasión,
perdieron la fe.
Y en su hueco gris vertieron
trozos de ilusión,
relojes sin pilas,
pecados capitales,
mentiras limpias y
actos reflejos.

Y al llegar allí,
la sal encontró su destino:


provocar sed.



A Clara y Mercedes.

(De Asientos Resevados)




(La obra, titulada 'Retrato de un Desconocido', pertenece a la genial artista sevillana Mercedes Paz Esparza)

El Devoto





En este profundo depósito
de catedral, hieráticos
como una triste cuadrilla de obreros de yeso
los santos esperan al restaurador.
En un altar y otro
fueron deteriorándose, atacados por las moscas,
las polillas y los abusos
de la fe.
Aquí ya no son San Francisco, San Valentín, San Judas,
cualquiera es cualquiera, bultos
humanos, desfigurados y sin nombre, esperando
al viejo restaurador
que murió hace tiempo.
Estos anónimos
que fueron rezados, celebrados, contemplados
con infinita devoción
son ahora mis santos. Aquí soy el único fiel y el prelado.
Ante ellos me arrodillo
Y rezo con más solidaridad que fe.


José Watanabe

miércoles, 19 de noviembre de 2008

miércoles, 12 de noviembre de 2008

El Vendedor de Naranjas

El libro se abre ante nosotros como se abre de piernas la amante entregada y posesiva. Como abren los brazos para acogernos el amigo y el familiar. En mi prehistoria se abrieron para mí los brazos diminutos, débiles y sucios de los primeros cuentos de Calleja. Ya entre ellos se observaban diferencias sociales. Los más baratos cabían en la palma de la mano, su letra era casi ilegible y tenían las mejillas manchadas de tiznones como de carbón o de tinta de escribir palotes, curvas y garrotes. No parecían pensados para que los leyeran los niños, sino las abuelitas, desojándose, al borde de la cuna. En cambio, los más caros, en octavo, se leían con facilidad y tenían letras de oro en la portada. Vinieron después los libros de aventuras. Cuando aún no se ha llegado a la adolescencia, cuando aún no nos han amaestrado y no nos han inyectado en el cerebro la suficiente cantidad de resignación, nos asombra dolorosamente la monotonía de la existencia. ¿Cómo es posible -se pregunta el niño- haber pasado ocho años padeciendo esta sórdida repetición cotidiana? Los libros de aventuras, con su mentira piadosa, le abren las puertas de la esperanza. Los libros escondidos. Los libros secretos. Hay que tenerlos debajo de los libros de texto. Leerlos cuando no nos ven nuestros mayores o los profesores, en el colegio. Son libros de aventuras, novelas folletinescas, policiacas. Y muy pocos años después -no años, meses- novelas pornográficas. Qué inefable placer me proporcionan esas lecturas. Aldous Huxley dijo: "Una orgía real nunca excita tanto como un libro pornográfico". Y con esto no intento sugerir a nadie que abandone las orgías.
Pero también el libro tiene enemigos entre los de su propia especie. En mi caso personal, fueron los libros de texto del bachillerato. Qué repulsión, qué aversión me inspiraron. Odio al libro, odio a la lectura, odio al conocimiento. Por fortuna, había en Madrid muchísimos puestecillos callejeros en los que vendían a mitad de precio noveluchas de segunda mano, o de tercera o cuarta, sobadas y requetesobadas, noveluchas de aventuras, policiacas y también verdes. Aquellos puestecillos hicieron que se conservara vivo mi amor al libro, que los catedráticos escritores habrían conseguido asesinar. En la guerra de libros -como no puede ocurrir en las guerras de verdad- ganaron los pobres. Aparecieron después los que algunos consideran enemigos del libro: el cine, la radio, la televisión... Son, es cierto, otros medios de difusión de la poesía, y también de la música y de las artes plásticas. Pero, aunque enemigos en cierto aspecto, es dificil que derroten al libro, ni creo que pongan en ello interés. El libro les lleva la ventaja de la corporeidad, de la cercanía. El libro lo tengo, lo poseo, puedo incluso darle achares, no mirarlo, no leerlo y, sin embargo, conservarlo. No es efímero. Puedo también tenerlo en las manos, acariciarle el lomo como a un perro amigo, hojearlo, sobarlo, puedo besar algunos de sus renglones si me han conmovido. Tanto si es un libro lujoso, encuadernado en suave piel, como si es un libro popular, de los que se doblan y se pliegan sumisos para ser leidos en la cama, con los que uno puede acostarse sin muchas dificultades...
Echo una mirada a la biblioteca. Cuántos libros en ella que ha devorado el olvido. Y cuántos que ya no podré leer. Quiero decirles a esos libros que no leeré nunca que no se sientan despreciados. Sí sé que no los leeré es porque estoy en esa edad en la que al tiempo se le ve volar como a un gorrión asustado, en la que se nos escapa como agua en un cesto, en la que huye como algunos queridos recuerdos. Pero al decir adiós, que un libro me abra sus brazos y repose sobre mi pecho.

Fernando Fernán Gómez







(En pocos días se cumplirá el primer año sin el maestro. El día que murió yo viajaba a Buenos Aires, nunca podré olvidar el largo y emocionado aplauso después de la proyección de El Extraño Viaje en el INCA)

sábado, 8 de noviembre de 2008




Felicidades Sister!!

viernes, 7 de noviembre de 2008

En Estado de Grasa

El primer gradiante de libertad biológica es la grasa. Cuando un ser vivo es capaz de almacenar en su propio cuerpo la energía que va a permitirle desplazarse, escapa a la inmediatez de los estímulos del contexto: es un primer grado de libertad biológica. El segundo grado es la homeotermia(...) El tercer grado de la libertad biológica es el sueño...

Boris Cyrulnik


Me preguntas por los heterónimos y yo solo sé responderte con caras extrañas de tercer grado o mostrándote todos los cadáveres que fui y que sólo tú sabes reconocer.

De Ayahuasca Podrida (2006)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

All Along the Hudson






Era una noche helada y lluviosa del mes de julio en Xixón, bajé por Cimadevilla buscando cobijo y tropecé con David. Y al salir de aquel lugar había escampado y casi amanecido y hacía tanto calor como si estuviésemos recorriendo el oeste americano en un chrysler robado, o éso fue lo que pasó.

Yes, We Did!

lunes, 3 de noviembre de 2008

I Break Horses





(...)Tonight I'm swimming to my favorite island
And I don't want to see you swimming behind
No I break horses
I don't tend to them.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Dia de Casi Todos los Santos

(...)Mi suerte habita en un casino.
En todas las casillas que caigo
en la trágica ruleta de la meditación
me encuentro con los mismos
desajustes e imperfecciones,
y con las propinas que no dejé
cuando sólo una puñalada
merecía un castillo.

(...)Y camino desterrado
y, ahora que soy tú,
voy buscando la cara que tenía
antes de que nadie existiese.


De Curvas de Utopía (2007)